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C O N O C E   E L   Y O G A

Tratar de explicar qué es el yoga es como tratar de explicar a alguien que no la ha probado a qué sabe la miel. Lo mejor es probarlo.

(Swami Vishnú Devananda)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EL YOGA COMO FILOSOFÍA

 

 

El yoga es uno de los seis dárshanas (doctrinas filosóficas tradicionales del hinduismo ) ortodoxos de La India. El término dárshanas tiene diversos significados, pero en este caso se debe interpretar en su acepción de «sistemas filosóficos» Cada uno de estos sistemas filosóficos es presentado como un “Punto de vista” sobre la última realidad trascendental

 

A diferencia de los demás dárshanas el yoga es una filosofía práctica que trata de conectar al practicante con esa realidad trascendente, en primera persona, por la propia experiencia y la autobservación, y no como una teoría explicativa.

 

 

 

 

 

 

 

GIMNASIA SUAVE Y CAMINO ESPIRITUAL

 

 

Como dárshana práctico el yoga ha sido considerado tradicionalmente un camino espiritual, no religioso, de desarrollo humano, de despertar y crecimiento hacia una realidad trascendente. De hecho parece que hasta el siglo VIII no se incluyó la práctica de las posturas y la técnica del yoga se basaba fundamentalmente en la meditación.

 

Muchos siglos después el yoga llega a occidente, donde ha acabado popularizándose, y en ocasiones es tomado como una especie de gimnasia suave al accesible a todo el mundo.

 

En cualquier caso, sin necesidad de convertirse en un yogui ascético, el yoga puede proporcionar fácilmente bienestar físico y mental.

 

 

 

 

 

 

 

DESPERTAR DE LA CONCIENCIA

 

 

Según la filosofía tántrica, que se encuentra en la base del yoga que se practica en la actualidad, las prácticas del yoga, incluidas las posturas, movilizan y tienden a equilibrar la energía que nos forma de manera sutil, equilibrando nuestras emociones, la mente y el cuerpo, por este motivo nos sentimos “mejor” tras una sesión de yoga, en calma y serenidad, y nos situamos con más claridad en nuestras circunstancias,

 

En ocasiones se puede aumentar esta energía, que nos ayuda a mantener esa calma y claridad durante más tiempo, lo que nos ayuda a ver los condicionamientos mentales bajo los que vivimos, y a relativizar nuestras creencias, conduciéndonos a una visión y comprensión más amplia de la realidad, lo que se conoce como despertar (o ampliar) la consciencia.

 

 

 

 

 

 

 

EL CAMINO MENTAL

 

 

En los círculos de filosofía trascendente se habla de cuatro caminos para el desarrollo humano:

 

El primero, denominado camino del fakir (nada que ver con el concepto de fakir comúnmente conocido), se realiza a través del cuerpo, exponiéndolo a determinadas circunstancias para provocar ese despertar de la consciencia.

 

El segundo, denominado camino del yogui, se realiza por medio de la mente. Tratando de depurar los procesos mentales cotidianos, y los condicionamientos, y de alcanzar una consciencia más sutil.

 

El tercero, el camino del monje, se realiza por medio de la emoción, sublimando la emotividad cotidiana dirigiéndola hacia algo superior.

 

El cuarto, es un camino que reúne los tres anteriores, y que trata de mantener la consciencia despierta y permanente sobre estos tres aspectos (cuerpo, mente y emociones) en el transcurso de la vida cotidiana.

 

 

 

 

 

 

 

EN LA PRÁCTICA

 

 

En la práctica, una sesión típica de yoga suele comprender una serie de posturas (que en general son estiramientos, pero también de equilibrio e inversiones -ponerse cabeza abajo-), algún ejercicio respiratorio, relajación y algún que otro ejercicio diferente, como cánticos devocionales, recitación de mantras, y algo de meditación o exploración introspectiva.

 

Todo ello en un ambiente agradable especialmente preparado.

 

La clave, y factor común a todo ello, es mantener la atención observando todo el proceso y cada ejercicio, observando nuestras reacciones, tratando de estar atentos en el presente en la acción en cada momento, estar conscientes.

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